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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Me gusta que des la vuelta y que al girar me vigiles por si acaso vuelvo atrás.

En la sala solo se percibía el agrio aroma del limón en el té. Las bolsitas se encontraban en cualquier esquina del salón, pero se podía llegar a oler, si te concentrabas, el olor de las rosas en los jarrones desmesuradamente grandes comparados con la pequeña mesita que los sostenía, pero para sorpresa de todos la mesilla ni se tambaleaba.
Robert sujetaba con una mano el periódico del día, mientras que con la otra sujetaba la copa de oporto que había pedido hacia quince minutos.
Si es que acaso alguna vez importo el significado de la vida de alguien entonces el significado de la vida de Robert era ese; servir, sin saber que los han servido. Como una sombra en medio de la más absoluta oscuridad, como otra gota más en el agua. ¿Su vida tiene importancia? Quien sabe, puede que después de haber creado su imperio, su vida tenga alguna importancia para otros. Pero sería una falta leve, un sitio que se ha quedado vacío.
A Robert le gusta disfrutar de su soledad, pero sabe que disfrutarla no puede durar mucho tiempo, siempre llega el momento de salir.
-Señor, tiene una reunión con la señorita Roéz.
-Sí, por supuesto, enseguida.
Diego, tan servicial como siempre, se retira del umbral de su despacho y Robert coloca la copa medio vacía de oporto en la mesa con un movimiento tan natural que parece como si fuera involuntario. Seguramente sea así, puesto que ya se ha echo rutina lo del vino, el periódico y el vino otra vez.
Deja el periódico justo al lado de la botella y la copa y se levanta de un salto. En los pasillos hay mucho barullo, gente trabajando acaloradamente mientras el se aburre como una ostra en su despacho. Otra razón por la cual odiarse a si mismo. La lista ocupa ya unas cuantas hojas.
-Buenos días señor.
Le saluda una voz alegre nada más abrir la puerta de la sala de reuniones. Era enorme, para dar grandes reuniones donde no se llega a ninguna conclusión, pero que acopa un tiempo de oro en el horario de todos.
Como siempre algo que ha estado lleno se queda vacío, las copas de vino, las salas de reuniones, los conciertos, los corazones que han amado, los amigos que has perdido,...
-Buenos días.-Dijo sin mucho ánimo. No le había dirigido la mirada en todo ese tiempo, pero lo hizo después de escuchar lo que dijo la mujer a continuación.
-Sé que piensa que todos los días son iguales y no cree que ninguno sea bueno.-Le tocó el brazo con una mano delgada y con un color pálido alarmante.-Pero hoy es un gran día para mucha gente. Mírame, por favor.
Su cara era muy delgada y blanquecina, como su mano, sus ojos eran grandes, vivaces y verdes, muy verdes.
-Allí fuera hay mucha gente a la que hoy le han dado la mayor felicidad del mundo, fuera hay gente que se ha encontrado con otra gente que le han devuelto la sonrisa, fuera hay alguien que se va a morir de un infarto por reírse tanto.-Rió como si fuera ella a quien le estuviera dando el ataque.- Porque la vida, aunque sin importancia, fría, hipócrita y muy dispuesta a pisotear, también tiene un lado bueno. Todos los días sale el sol...-Iba a decir algo más pero Robert la cortó de golpe.
-Pero todos los días el sol se marcha y es derrotado por la luna.
-¿Y no es hermoso? Todos los días sale el sol, todas las noches la luna te alumbra, todos los días hay estrellas fugaces repletas de deseos impacientes por hacer realidad.
Y un rayo de sol, en la mañana del 5 septiembre a las 10:30, inundo esa sala. Y ese rayo de sol fue derrotado por otro rayo muy diferente.
Robert siguió trabajando y la señorita Roéz, fue contratada para hacer de su idea algo real e incluso sobrepasar la realidad.

Irene.

                                                                             hand, love, tattoo

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