Cold coffee.

No se que he escrito, no tiene ningún sentido, pero me ha parecido bonito así que...

Somos la manzanilla. La manzanilla, si. O mejor, tú eres la manzanilla. Me recuerdas a ella, porque me acuerdo que cuando no podía dormir mi madre me la preparaba y mientras se enfriaba yo leía un clásico de la literatura y bajo el pequeño foco de luz amarilla, el aroma caliente de hiervas saliendo de la taza ardiente y la luna escapándose por la ventana entreabierta, daba a toda la cocina ese punto clandestino que tanto me gusta. Y tú te pareces a ello, o nosotros, o yo cuando estoy contigo, la verdad, no tengo ni idea, pero no quiero pararme a pensar en ello, lo bonito de todo es que el tío-vivo sigue dando vueltas, la broma ya no hace gracia pero la sonrisa de su presencia sigue ahí.

Somos la manzanilla que calma la tripa descompuesta, y aún así seguimos teniendo los ojos centelleantes ante lo que pasará mañana. Dicen que fuimos una historia de amor, nosotros pensamos que era una simple relación de musa y pintor, otros simplemente dijeron que no era nada, algo imposible sacado de la mente de gente fantasiosa, y todas eran verdades porque somos lo que nunca fuimos y fuimos lo que quisimos, eso era lo mágico. Somos la manzanilla, que calma el alma perdida que busca enloquecida el idioma que sin palabras ni gestos se entiendan miradas con los ojos cerrados.
Somos la oportunidad en la derrota, somos muchas cosas, el problema es que no fuimos nada porque nunca nos dirigimos ni la mirada. Dulces palabras que entran con el agua, tisana me dijeron, y nadie ni yo, nos atrevimos a decir lo que teníamos que decir; que lo verdaderamente somos es dos personas muy lejos una de otras y que lo mejor es olvidar algo que nunca pasó, pero nadie me desmentirá que los sueños entran mejor teniendo en mente la imagen de un nosotros en la que uno de ellos carece de rostro.
http://www.youtube.com/watch?v=VqG0D4SshSE

Es un poco lo que siempre digo; Todo es posible por el solo echo de haberlo imaginado.