Translate

domingo, 9 de septiembre de 2012

Es una puerta abriéndose y otra cada vez más cerca de cerrarse.

Era todo tan irreal, tan infinitamente inconsciente, que parecía que todo sucediera como en aquellos sueños en los que te das cuenta de que estás soñando pero sigues como si nada. Eso hizo. Los niños corrían arriba y abajo por la cuesta tirando piedras y yendo tras ellas. 

Sentada en aquel banco de madera y hierro donde se había sentado millones de veces y todas esas veces era la primera vez; no ha encontrado ninguna sensación igual que el ver el océano. La brisa hace mover las hojas de las palmeras estirándolas, transformándolas... secándolas, ya se puede apreciar el tono marrón de las puntas de las hojas verdes. En el fondo de ven esos prismas que aguantan las embestidas del océano, y que resguardan a tantos miles de pequeños cangrejos que luchan por tomar el sol en un sitio donde las gaviotas son bombas que caen del cielo, en picado, con el pico abierto, y el chillido saliendo en el último momento de sus picos. Son las pobres carcasas de ellos, lo único que queda; el "yo estuve aquí" de un cangrejo rojo y no lo suficientemente rápido.
Porque no hay sensación que se compare al sentir la arena entre tus dedos, que aún después de quitártela, deja huella. Las gotas goteándote de donde quiera que te goteen, porque ya tu no sientes nada, ya no ves nada más que el triste vaivén, las fuertes embestidas y las algas ociosas disfrutando del baile en la superficie de las aguas, las espuma que desaparece, que viene y se va, que deja huella y desaparece la próxima vez que vuelve. Te podrías quedar horas admirando como el sol llena las aguas, y como todos saleen a disfrutarlo, los defines saltan y alguna que otra ballena aparece, pero transformada en sombra, una sombra que te hace sonreír, una sombra, que te hace ver que hay más vida de la que en un principio pensaste que no.
Sentada en el banco de siempre, saludando a la misma gente, con las mismas personas vestidas del mismo modo y riéndose igual, con la misma convicción de que, pasando los años y hay cosas que no cambian. Y te hace sentir bien.
El coche pita y una pareja de chicas se suben al coche riendo.
-Yo antes era una de ellas. Pero incluso cuando me acuerdo, no me arrepiento de haberlo dejado atrás.
-¿Porqué abuela?
La niña miró con ojos grandes y curiosos a los ojos bondadosos, pequeños, cansados pero inteligente de su abuela.
-Porque habrá mil libros que hagan que me acuerde de aquellos tiempos, y miles de cartas que escribí y que nunca envié, habrá miles de cosas por las cuales lloraré, añorándolas, peor habrá otras miles por las cuales me cerciore de yo ya viví eso, y lo disfruté todo lo que pude, ahora me toca vivir otra vida, y a ti, te tocará vivir la suya, la suya que una vez fue mía.


                                                                            animals, art, butterfly, clouds

No hay comentarios:

Publicar un comentario