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lunes, 28 de abril de 2014

Bésame. Sin que lo piense, sin que lo diga, sin que lo notes, sin que lo note. ¿Ves esas sábanas? Son los restos de nuestra piel que dejamos secar con sal la pasada noche. Morimos un poquito cada día, y por cada verso leído, dos veces más.

A lo mejor falta algo. A lo mejor.

Cómo es que se siente identificada en la pareja, casi uno, sin llegar a fundirse aunque sí en el mínimo espacio que dejan para oírse y reírse de su broma particular, ella sabe lo que se siente, y no lo echa de menos. Cuando todo tu mundo gira en torno a la misma gente, cartas repetidas, y la muerte nunca toca, y quizás toque, a lo mejor, la carta en la que tienes que enfrentarte sola al mundo expuesto de caras muertas, entonces... Ese frío glacial que antes no sentías, porque te arropabas en la comodidad de la misma maravilla de persona unilateral... habrá desaparecido.
No le tiene envidia. Porque ahora ella ya no teme ser yo, ahora teme no comprenderse, perderse, olvidarse... Pero ahora no le cuesta hablar acerca de sí, ha saltado barreras que la sujetaban a su propio mundo. Ya no importa.

life, couple, smile, Relationship, romance, lovePodríais dedicarle todas esas caras largas de ojos blancos y labios finos, que ahora es a ella a la que le da igual. Uff... Que lejos se ve a si misma dos años atrás... Cómo si fuera otra persona, ¿lo es?, no somos los mismos; antes a lo mejor, reía de una manera más dulce, y hablaba menos pero más clara, ahora quizás prefiere escuchar el indie que el rock and roll, ahora a lo mejor, ha olvidado lo que aprendió en música en quinto de primaria, aunque siempre puede darle al replay y volver a ver su primer beso documentado... Hay veces incluso en las que recupera instantáneas del suelo de su habitación interior, y calienta la instancia con el fuego limpio de la chimenea vieja, de vidas pasadas y de las que solo queda el confeti de los cumpleaños anteriores, los que aún celebrabas, prometí una vez que a los diecisiete perdería la virginidad, porque ponerse límites para estas cosas mola, molaba, porque así si no lo cumplías en ese plazo no te tenias que sentir mal, era que eras fiel a tu promesa, como la de no hablarle si el no te habla primero, y te quedas parada, en el filo de la playa, a punto e meter un pie y a punto de ahogarte, esperando y esperando hasta que te diga hola, y que lo diga en serio, porque se enmhodecerá la tarta, y ya no será de nata sino más parecido al queso azul.
Me gustaría grabarte un video que durase tres minutos y medio, para que cuando te sientas identificada con la íntima pareja de amigas, pienses en el helado, en la cantidad de colores que adquiere, en la cantidad de sabor frío que condimenta y pone nombre al helado de, me encanta el helado, mientras lo pienso sonrío, da igual de lo que sea o con que lo mezcle, me gusta su sabor frío en mi cuerpo caliente, me recreo en la imagen mental de mi lengua rodeando la cucharita para luego saborear la sustancia, te pierdes el los caminos irreconocibles de tu terquedad... ¿Porque no hacer caso, de vez en cuando, a lo que te dicen? No todos se equivocan, peeerrooo... Tú sigues ahí, en mitad de la plaza, con dos fuentes a cada lado, saboreando la sustancia en su cucharita de plastico, el helado en invierno se saborea mejor, comida fría para tiempo frío, no es ingenioso? Es como si te rieras de los refrenes de toda la vida, para escabullirte a la único y enamorarte de la privado... Me gusta ver tocar el piano, me maravilla, pero aunque me encandila la dulce y elegante forma de concentrarse del pianista, creo que en realidad es tímido por la forma en que no se enfrenta a mi mirada, y que en realidad... Tiene miedo, como todo el mundo, aunque no todos lo demuestran.

Ya no compra libros firmados por escritores heridos, ya no. No confía en las verdades a medias ni siente la ácida sensación de envidia cuando esa podrías ser tú, no lo eres y te da igual. Eres fría, el mundo te moldea para sobrevivir, supervivientes... No necesitas que alguien te ame, ¿a que no?
A que eres un perro callejero que rebusca entre briznas de hierba lo que no ha podido encontrar entre manos cálidas... A que juegas al poker por tirar dados y a ver si tienes suerte...
Azar... Esa música melodiosa que te rodea y que se tiende a confundir con la magia del momento...
                               
Clementine... Para que un personaje real te recite
las cincuenta cosas que te hacen abrumadoramente real

Young...La gente tiende a olvidar que se es joven... siempre.
                       

viernes, 4 de abril de 2014

He creado: "Hay un muerto en el jardín". Título que creo que ya existe... Pero este mío.

Vais a flipar, yo estoy flipando. Porque es que resulta que me he presentado a otro concurso, esta vez de obras de teatro infantiles y juveniles, no me presenté el año pasado porque no me vino la inspiración, ni ninguna idea, pero esta vez sí. Os dejo mi corta y pequeña obra, que es... Un monólogo, en realidad... Así que imagínense el escenario... los olores... y esas cosas:

                                                  “Hay un muerto en el jardín.”

(Dos jóvenes, de 13-14 años, un chico, que siempre mira al fondo de la sala, mirada inexpresiva, más alto que ella, lleva pantalones vaqueros y una camisa a rayas azules, va descalzo. La chica en más baja que él, y lleva una coleta con un moño rojo, un vestido de flores, y también va descalza. El ambiente es fresco y luminoso, e incluso hay un poco de aire, se le mueven algunos mechones de la coleta, están en un prado, con hierba, de pie, los dos)


Ella: ¿No lo echas de menos? (le mira) Yo creo que sí, que en el fondo, muy en el fondo, en tu eterna luminiscencia de espacio menos infinito (se ríe abiertamente) Lo siento, siento meterme con tu situación… (triste) Pero… Creo que lo echas de menos. Ayer vi un cartel, un cartel enorme, era un cartel muy soso para mi gusto, supongo que no necesitaba colores ni formas extrañas para llamar la atención, decía: Sonríe, la vida es un regalo. (Mira al público. Abre la boca para hablar pero no dice nada) Yo no lo creo así. Es más, si me hubiesen dejado elegir no hubiese querido nacer, prefería seguir siendo polvo de estrella. Es que es raro. Estar aquí. Es extraño, es diferente y es distante. Me siento sola. ¿Tú te sientes solo? Creo que sí, creo que te sientes más solo que yo. Porque yo puedo escuchar música, y puedo leer, y puedo bailar… Aunque no baile… Y puedo ir al cine, aunque ella no tenga cine, y puedo…mmm… Nadar, aunque luego me duelan los brazos. Yo sonrío, cuando me alejo de la orilla después de haber llegado hasta la bolla y vuelto, tú no lo entiendes… Te daba miedo el agua y… nunca te metiste. (Se sienta en el suelo con las piernas cruzadas, él también lo hace sin apartar los ojos del fondo de la sala, inexpresivo. Ella juega con una brizna de hierba) Antes me gustaba… Imaginarme una banda sonora, para cada momento de mi vida, pero… Ahora pienso que la vida tiene su propia música de fondo, a veces es ruido, pero bueno, el hardcore también es ruido y hay gente que se duerme con eso (sonríe con tristeza y le mira) En serio. (Deja caer la brizna de hierba y se apoya con las manos en el suelo, admira el cielo que empieza a oscurecer) Ahora prefiero intentar enamorarme del sonido de mi voz, porque me parece una agradable compañía el ritmo monótono de mis agradables reverberaciones… Hablo raro, lo sé, pero me gusta hacerlo. Porque cuando lo hago me siento entumecida por la inmensidad de mi mente y me siento más libre, tampoco vas a entender esto, seguro. Solo lo llegan a comprender completamente los que lo sienten… (Frunce el ceño) ¡Dios! (Chilla, y sube los brazos al cielo estrellado) ¡Sentir! Desde hace un tiempo que no siento nada, nada, ni pena, ni furia, ni rabia, ni nada. Es frustrante… Es frustrante y tú no lo entiendes. No entiendes nada… No sé quien soy. Se lo pregunté a mi madre, pero me dijo que era muy pequeña para pensar en esas cosas, que yo era yo y no era nadie más. Me pareció una respuesta pobre. ¿A ti no? (Le mira y aparta la mirada de pronto) ¡Anda mira una ardilla! (Y señala algún punto del escenario) ¿No quieres mirar? Pues no mires. Tú te lo pierdes. Te lo vas a perder todo. (Baja el brazo y vuelve a apoyarse en el suelo. Mira al suelo) Me gusta el olor de las panaderías, y del café, aunque odie el café, he pensado incluso en entrar en una cafetería pedir uno muy cargado y luego olerlo. Esnifarlo hasta que no quede nada de su aroma original y solo huela a leche tibia. (Se echa a reír) No entiendo el mundo ni a mí misma, pero cómo me suelen decir, soy muy joven. También me gusta el sonido de las guitarras eléctricas. ¿Crees que soy rara? Espero que sí, porque los raros son muy creativos y diferentes del resto. Somos millones. ¿Te has parado a pensar en la cantidad de gente que hay en el mundo? Y cada uno de nosotros tiene un mundo completamente distinto al de cualquiera en nuestra mente. Pensando así es lógico enamorarse más de una persona, ¿verdad? Bueno si conocieras solo a veinte personas en tu vida pues a lo mejor solo te gusta una, pero si conocieras a miles, seguro que te enamorarías de más de una, y eso está bien, porque te muestra esa inmensidad de la que te hablaba, cómo el océano, cómo las croquetas de mi abuela, tú nunca las probaste, pero te hubiesen encantado… seguro… Pongo de ejemplo sus croquetas porque es que son enormes, te lo prometo. Ya sé que tú no puedes comerlas, pero igualmente te traeré una para que la veas… ¿o es demasiado cruel de mi parte? (Mira hacia atrás y hace un gesto de disgusto con la boca) Vaya… Creo que tengo que irme, pero ante de hacerlo (dice mientras se va levantado del suelo y estira las piernas, ya es noche cerrada, él sigue en el suelo con las piernas cruzadas) ¿Es demasiado egoísta desear ser el centro de atención de alguien? Ya sabes… Volver de clase y ver un mensaje interesado que te pregunta que tal el día y si te has divertido y esas cosas… No se… Soy la chica de las dudas infinitas… ¿Te acuerdas de esa canción de Supersubmarina? “Pequeña de las dudas infinitas, aquí estaré esperando mientras viva… (Tararea mientras se dirige hacía bastidores sin miras atrás, tarareando) Que todo el daño que tengo, y lo que ya hemos sufrido, tiene que servir de algo para que hayas aprendido de que cómo yo he soñado contigo ha soñado contigo…” (las luces se van apagando, antes de fundirse el escenario en negro, él atisba una media sonrisa tímida. Negro.)

Y fiiiinnn.... jaja

jueves, 3 de abril de 2014

Copenhage

*Un relato corto, ¿no me lo puedo creer tú, irene? Pues sí, pero porque me lo suplicaron jaja Y es cómo todo lo que escribo, pero cómo me sentí bien cuando lo terminé pues dije ¿porque no? Y lo publico aquí. Se supone que tenía que estar relacionado con la Transvulcania, que empieza ahora en mayo, y de alguna manera lo está, nombro donde se empieza la carrera y donde acaba, pero nada más, es que a mi esto de que me dicten de que tiene que tratar... mmm...nononono... jjjaj*

Nunca sabes dónde vas a terminar o a empezar. Y allá iba, directa a Copenhage.
Amaba a Vetusta Morla, y mientras sus versos adornaban El faro de Fuencaliente, ella veía prepararse a los corredores.
Uno de ellos, daba igual quien, el tiempo pasa y tú te olvidas de esos pequeños detalles, como su nombre, le decía siempre lo que quería oír. Cuando quería hablar, la escuchaba, cuando quería reír, la divertía y cuando quería que la echasen de menos, él le decía que en que nube se había escondido para alcanzarla y esconderse con ella, que la tierra era un lugar demasiado seco y sobrio, que la embriaguez con ella era mejor que el licor de los dioses que tanto fardaban los que bebían de el de su inmortalidad, que no probaron el que sale de su cuerpo… Era alguien de quien ella se enamoraría, sus sonrisas traviesas y tímidas… Y la sensación de que todo estaba bien aún hundiéndose en la más desesperanza… Con él, el que se recolocaba las rodilleras y estiraba en la cuneta, todo estaba bien.
Le gustaba hablar con él sobre todo, menos del tiempo, que se escapa entre los dedos, le gustaba decirle todas esas cosas infames y poco edulcoradas sobre lo que sentía cuando la rozaba, le encantaba susurrarle los nombres de los filósofos más olvidados y menos silenciosos, recorría con sus finos dedos la piel de alguien a quien no le gustaba lo hidratante, así que su superficie más dulce siempre estaba empañada… Quizás debería haberse dado cuenta antes, de que cuando todo va bien, de que cuando te sientes bien y todo parece superable, hay algo que falta, quizás el hidratante.
Cuando la carrera empezó, ella también corrió, corrió por sus recuerdos más lejanos, esas montañas de matorrales que raspaban y las rodillas acababan con sonrisas retorcidas… Se reían de aquella que había olvidado quien había sido. Nunca sabemos dónde terminamos… No todas las carreras terminan en Los Llanos… No todas las cuestas se terminan de subir… Y ella había pasado mucho tiempo viendo atardeceres naranjas, esperando a que alguna palabra dulce y cariñosa retumbase en los pequeños tímpanos de los altos pinos que echaban raíces fuertes en tierra poco revuelta de su alma conformista… Pero no siempre había sido así, ella antes luchaba contra los amarres del ancla huidiza que se zambullía en un mar bravo para no salir jamás de las profundidades sencillas de la que no necesita otra cosa para vivir que un ilusorio amor de carretera, unas rodilleras con refuerzo y una camiseta, de otro, empapada en sudor en su lavadora.
Que estúpida había sido esa chica a la que dejaron embarazada con esperma rosa de promesas cómo fusiles que engendraban vidas sin los versos de la realidad certera. Que estúpida había sido ella al confiar que siempre sería así, creería que los sueños se cumplían, porque lo habían dicho por la tele una vez, creía que ella amaba cómo él la amaba, pero como siempre sucede el poeta tuvo la razón: ella lo amaba cómo él no lo hacía, pero aún así dejaban que el amor los moldease entre la falacia de la felicidad ideada, y el discurso político sobre los beneficios de los unos brazos faltos de ternura y poco merecedora de unos labios rebosantes de sonrisas amargas… nadie se atrevía a ordeñar versos por no implicarse demasiado en el resultado final de la acción no realizada, tan repetida que se vuelve imposible aún también habiendo dicho por la tele que no hay nada imposible.

Él perdió su cronómetro de tiempo ausente, y ella empezó a seguir su propio mapa vital. Comenzó su carrera sobre el ancho mundo, cómo ciudadana humana, en un mundo lleno de ellas, porque nadie merece que le mientan, nadie merece ser esclava de las azucaradas fresas de eros… Ve y corre, y hecha carcajadas al viento que sabes que todo lo que sube baja y puede que cuando baje tú ya estés en Dinamarca, hablando un danés fluido y recogiendo amapolas en la Holanda cercana. 

..., art, beautiful, beauty, black, black and white
Y buenooo... ¿Que tal? Yo lo veo cargante y repetitivo,
pero bueno, como en clase nadie se va a dar cuenta,
yo lo entrego tal cual.
                                                

martes, 1 de abril de 2014

La piel que habito me odia, y hay una parte de mi cerebro que también lo hace, la misma que me grita salta, desde la torre de Pisa... Un día... De noche... Me obligó.

No lo entiendo. No entiendo tantas cosas... Que sucede en mi que solo permite mi cuerpo las manos de un ser incorpóreo... Fantasmas... ¿Porque todos les tienen tanto miedo? Se desconoce el verdadero significado del estado mental en el que me coloco para obtener una visión más real del modo en que se masturba la música una contra la otra, esas notas incomprensibles para mí, tan simples y prácticas para otros.
Yo solo quiero que alguien me digan a que saben los amaneceres sin sueño.
Y dejar de hablar de mi, para empezar a hacerlo sobre otros.

Ese modo en el que se gira para asegurarse que la pared no se ha movido, ese pastiche que se recrea en su mente para soltarlo todo en una bocanada de humo dulce, (uppppsssiiii), quizás debería apoyarse más despacio, para que las órbitas de los planetas más cercanos se acerquen un poco más para apreciar el movimiento simultáneo de su escultural espalda de adolescente desgarbado -no te vayas, no desaparezcas otra vez, no ves que necesito contarle a alguien que he visto que no hay golondrinas que vuelvan y que al tocar mi boca no hay pez que se retuerza-. Te diría como piropo que eres el nuevo David de tu ciudad gris, pero para ti no tendría sentido y mirarías al vacío con esa confusión empañando tu rostro.
Que mártir me siento al desear tanto al caballero de palabras suaves y versos finales, siempre sabe como acabar la poesía pero nunca como empezarla, ella le dice que le enseñará más tarde, después de una ducha rápida. Dije que no hablaría de mi, pero si no lo hago yo... ¿quién lo hará? Si queremos ser inmortales y salvaguardarnos de las oscuras maniobras del destino, una tiene que estar preparada para ser abordada por las corrientes más salvajes. Me describo, tú te haces una idea, y yo sigo pensando en que clase de persona puede ponerse un vestido tan ajustado de flores y no ser apedreada. Bfff... Por favor... Que modas tan poco atractivas...
Me estiro en el sillón como si de un gato se tratase y recuerdo mi metáfora sobre los gatos y las mujeres... ~Mmm... Si aprietas más abajo a lo mejor hasta ronroneo.~
Ahora que me integro, en mi pequeña consciencia más despierta que mi yo in absentia, pienso en que si de verdad elegimos amar, si elegimos de quien nos enamoramos. O sí, por otra parte, estamos las nacidas de Julio Cortázar, de esas que esperan... A sentir algo, porque de lo que sí saben que están infinitamente enamoradas es de la idea de bajar unos escalones de cualquier tienda y de que al levantar la mirada ocurra (nunca he aprendido a que clase de verbo o adverbio o modo me enfrento; pero como me gusta como suena el imperativo del que habla mi profesora prefiero que me hables siempre así, sin infinitivo ni gerundios... ese -ando siempre me ha sonado a espera interminable de los desleales a sus ideas), sin presiones ni pretensiones, ni agobios ni nada, tan solo una mirada curiosa, por el modo en que observas el suelo para no estamparte por miedo a que de repente se desintegre y solo quedes tú y tu pie a medio camino de la nada. Esperar a que algo suceda y sientas el modo que tiene la vida de decirte que aún sabiendo que la magia existe, aún no hablando el mismo idioma innovador acerca de los tulipanes que son naturalmente naturales y campestres, que no son traidores a su naturaleza libertina, como algo tan urbanita como una enredadera, que es solo un huésped en el hogar de cemento que recrea la pared, va y te lo demuestra.
Cómo me apeteciera, quizás aquí y ahora, y nunca mañana ni después, -porque es muy tarde, dicen que de ti puede que no se acuerden, pero que bonito sería saberte de memoria todos los rincones que esconde la piel y que se abren solo al ábrete sésamo con la voz de tu fantasma favorito...- Si solo por una vez reconociera el sabor ácido, amargo y luego dulce de la despedida corta y larga del que no quiere irse pero debe y tu tiras de tu propia cuerda enredada en esa ventana oscura de tu eterno aunque poco racional corazón acorazado... Esta vida secreta que vivimos, el yo más sublime capapultado a un rincón (¿tenebroso?)... Esperar en esas escaleras, hace ya tiempo destrozadas por la inclemencia del tiempo, y tu pie estirado y tu mirada confusa, ¿que es ese vacío del que he hablado tanto? ¿Quien es el que me llama para que me ahogue con el en la desesperanza más avanzada?
Vaya... Cómo sientes el dolor de la pasión reprimida, vaya, cómo reprimir la mente lujuriosa del poeta demente, que se escapa en cuanto puede del psiquiátrico de mi costilla izquierda para huir a los acantilados de la derecha y así asomarse por debajo de las faldas de aquella chica a la que le gustan tanto y nunca se pone ninguna...
P.D: Te odio. Te odio. Te odio. Te odio. Te odio.
TE ODIO.

~Oh, viejo loco, ¿no sabes que las ninfas se asustan con los si apresurados y los piropos sin sentimiento? No sabes que ellas anhelan el sabor agridulce de la verdad más tierna y dolorosa?