“Hay un muerto en el jardín.”
(Dos jóvenes, de 13-14 años, un
chico, que siempre mira al fondo de la sala, mirada inexpresiva, más alto que
ella, lleva pantalones vaqueros y una camisa a rayas azules, va descalzo. La
chica en más baja que él, y lleva una coleta con un moño rojo, un vestido de
flores, y también va descalza. El ambiente es fresco y luminoso, e incluso hay
un poco de aire, se le mueven algunos mechones de la coleta, están en un prado,
con hierba, de pie, los dos)
Ella: ¿No lo echas de menos? (le mira) Yo creo que sí, que en el
fondo, muy en el fondo, en tu eterna luminiscencia de espacio menos infinito (se ríe abiertamente) Lo siento, siento
meterme con tu situación… (triste)
Pero… Creo que lo echas de menos. Ayer vi un cartel, un cartel enorme, era un
cartel muy soso para mi gusto, supongo que no necesitaba colores ni formas
extrañas para llamar la atención, decía: Sonríe, la vida es un regalo. (Mira al público. Abre la boca para hablar
pero no dice nada) Yo no lo creo así. Es más, si me hubiesen dejado elegir
no hubiese querido nacer, prefería seguir siendo polvo de estrella. Es que es
raro. Estar aquí. Es extraño, es diferente y es distante. Me siento sola. ¿Tú
te sientes solo? Creo que sí, creo que te sientes más solo que yo. Porque yo
puedo escuchar música, y puedo leer, y puedo bailar… Aunque no baile… Y puedo
ir al cine, aunque ella no tenga cine, y puedo…mmm… Nadar, aunque luego me
duelan los brazos. Yo sonrío, cuando me alejo de la orilla después de haber llegado
hasta la bolla y vuelto, tú no lo entiendes… Te daba miedo el agua y… nunca te
metiste. (Se sienta en el suelo con las
piernas cruzadas, él también lo hace sin apartar los ojos del fondo de la sala,
inexpresivo. Ella juega con una brizna de hierba) Antes me gustaba…
Imaginarme una banda sonora, para cada momento de mi vida, pero… Ahora pienso
que la vida tiene su propia música de fondo, a veces es ruido, pero bueno, el
hardcore también es ruido y hay gente que se duerme con eso (sonríe con tristeza y le mira) En
serio. (Deja caer la brizna de hierba y
se apoya con las manos en el suelo, admira el cielo que empieza a oscurecer)
Ahora prefiero intentar enamorarme del sonido de mi voz, porque me parece una
agradable compañía el ritmo monótono de mis agradables reverberaciones… Hablo
raro, lo sé, pero me gusta hacerlo. Porque cuando lo hago me siento entumecida
por la inmensidad de mi mente y me siento más libre, tampoco vas a entender
esto, seguro. Solo lo llegan a comprender completamente los que lo sienten… (Frunce el ceño) ¡Dios! (Chilla, y sube los brazos al cielo
estrellado) ¡Sentir! Desde hace un tiempo que no siento nada, nada, ni
pena, ni furia, ni rabia, ni nada. Es frustrante… Es frustrante y tú no lo
entiendes. No entiendes nada… No sé quien soy. Se lo pregunté a mi madre, pero
me dijo que era muy pequeña para pensar en esas cosas, que yo era yo y no era
nadie más. Me pareció una respuesta pobre. ¿A ti no? (Le mira y aparta la mirada de pronto) ¡Anda mira una ardilla! (Y señala algún punto del escenario) ¿No
quieres mirar? Pues no mires. Tú te lo pierdes. Te lo vas a perder todo. (Baja el brazo y vuelve a apoyarse en el
suelo. Mira al suelo) Me gusta el olor de las panaderías, y del café,
aunque odie el café, he pensado incluso en entrar en una cafetería pedir uno
muy cargado y luego olerlo. Esnifarlo hasta que no quede nada de su aroma
original y solo huela a leche tibia. (Se
echa a reír) No entiendo el mundo ni a mí misma, pero cómo me suelen decir,
soy muy joven. También me gusta el sonido de las guitarras eléctricas. ¿Crees
que soy rara? Espero que sí, porque los raros son muy creativos y diferentes
del resto. Somos millones. ¿Te has parado a pensar en la cantidad de gente que
hay en el mundo? Y cada uno de nosotros tiene un mundo completamente distinto
al de cualquiera en nuestra mente. Pensando así es lógico enamorarse más de una
persona, ¿verdad? Bueno si conocieras solo a veinte personas en tu vida pues a
lo mejor solo te gusta una, pero si conocieras a miles, seguro que te enamorarías
de más de una, y eso está bien, porque te muestra esa inmensidad de la que te
hablaba, cómo el océano, cómo las croquetas de mi abuela, tú nunca las
probaste, pero te hubiesen encantado… seguro… Pongo de ejemplo sus croquetas
porque es que son enormes, te lo prometo. Ya sé que tú no puedes comerlas, pero
igualmente te traeré una para que la veas… ¿o es demasiado cruel de mi parte? (Mira hacia atrás y hace un gesto de
disgusto con la boca) Vaya… Creo que tengo que irme, pero ante de hacerlo (dice mientras se va levantado del suelo y
estira las piernas, ya es noche cerrada, él sigue en el suelo con las piernas
cruzadas) ¿Es demasiado egoísta desear ser el centro de atención de
alguien? Ya sabes… Volver de clase y ver un mensaje interesado que te pregunta
que tal el día y si te has divertido y esas cosas… No se… Soy la chica de las
dudas infinitas… ¿Te acuerdas de esa canción de Supersubmarina? “Pequeña de las
dudas infinitas, aquí estaré esperando mientras viva… (Tararea mientras se dirige hacía bastidores sin miras atrás,
tarareando) Que todo el daño que tengo, y lo que ya hemos sufrido, tiene
que servir de algo para que hayas aprendido de que cómo yo he soñado contigo ha
soñado contigo…” (las luces se van
apagando, antes de fundirse el escenario en negro, él atisba una media sonrisa
tímida. Negro.)
Y fiiiinnn.... jaja
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