Respirar hondamente ayuda a tranquilizar al corazón desbocado por la vergüenza que había pasado.
Se levantó de la silla en la que estaba y dijo "nunca más". Por confiar, por inocente, por buena, por todo lo que era...
Había sido pisoteada. Y de bailar un vals paso a un tango y de mortal paso a la inmortalidad.
Pisaba fuerte con sus botas, las desgastaba y no le importaba.
Sin nada que decir.
Sin nada que decir.
Me gusta mucho esta entrada... te quedas con la intriga de saber qué le ha pasado..
ResponderEliminarLlega mucho :)
Me seguiré pasando por aqui, el blog está muy bien!(:
Sigue así y mucho ánimo!
Besos desde:
http://www.sicatorcevidasondosgatos.blogspot.com.es/
Nos olvidamos de nosotros mismos para dar algo a los demás, sin nada a cambio, confiando y esperando lo mejor de todos, hasta tal punto que te ahogas en ese sentimiento y se te olvida tu propia existencia. No creo que las botas sean las únicas que estén desgarradas.
ResponderEliminarUn beso de los que no dejan respirar(:
Exacto, :)
EliminarBesos.