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martes, 10 de abril de 2012

Una pequeña historia.

No pretendo contar historias tristes, pero tampoco con finales felices, solo algo que escribir, solo eso.
Nunca uno piensa que te pueda suceder y no crees la posibilidad de una opción cuando ocurre. Ese es el gran problema que hay tantas opciones que al final te quedas sin ellas porque no sabes que elegir.
-Blanca ve a por unos pastelitos.
No especifica, ni yo lo pido. Pero, ¿cuales escoger?, hay tantos...si solo hubiera uno no tendría este problema.
Son como un ejercito sin capitán, esperan en sus sitios correspondientes a que alguien se acuerde de que siguen ahí. Me miran y todos me dan pena, los quiero todos y solo puedo coger cinco.
-Pon me este, ese y ese con glaseado rosa, si ese. Y un par de los alargados.
La señora, meticulosa los coloca en la bandeja. Ordenados, perfectamente colocados en posición de ataque esperando mi orden.
-Gracias.-Le entrego el dinero y me voy. Corriendo me quiero ir a casa, huyendo de la calle. No se porque, huyo de esta sociedad que te mira y te clasifica, que te hunde y se gobierna. El infierno en la tierra.
-Ya está mamá, ya he llegado.
Mi madre coge los pasteles y elige uno para comérselo. A elegido uno de los alargados, que ha sido el elegido para morir el primero en combate.
Ha sido una difícil decisión y ella se lo como sin decirme ni siquiera gracias, por todo el tiempo que has pasado mirando unos pasteles listos para morir en un combate en el que no tienen oportunidades. Y en cambio yo tengo tantas...y ninguna me agrada.


Irene.


                                                         

1 comentario:

  1. Wow, que texto tan... profundo. Me encantó. "Le entrego el dinero y me voy. Corriendo me quiero ir a casa, huyendo de la calle. No se porque, huyo de esta sociedad que te mira y te clasifica, que te hunde y se gobierna. El infierno en la tierra." No tenés idea como me identifiqué en esa parte, odio a esta sociedad de mierda.
    Besos (:

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