No es nada, tan solo unas palabras.

Se levanta y con pereza acaricia las hojas de papel amarillo. Por la ventana se ve un día como otro cualquiera, el viento pelea con las hojas de las palmeras, el mar lucha por volver a ganar el territorio que un día le fue robado. Un día de lucha constante para todos, pero ella no se inmuta dentro de tres minutos echarán su programa favorito.
Respira hondo y sonríe débilmente, recuerda una canción que escuchó en la radio Out of the game...
También se le pasa por la cabeza una conversación, Sara dijo "ojalá apareciera el chico de mis sueños" y entonces ella susurró "a la vuelta de la esquina". Pero no había esquina, tan solo una placeta que separaba dos caminos uno para su casa y otro para la de Sara.
-Dura elección.-Se rió, pero ella sabía la verdad que cada vez que se preparaba para abrir la puerta de su casa siempre miraba para atrás, esperando ver a alguien. Se había convertido en un acto reflejo, como lo de mirar por la ventana.
-Mmm, ya empieza...-Su serie favorita acaba de empezar, se mete a la boca una galleta de chocolate y ríe cuando el perro le rasca, él también quiere.


Irene.