Confesiones.

Las gotas de lluvia resbalan por el cristal de la ventana. Desaparece de mi vista en cuanto se posa en el alféizar y pronto encuentro a otra gota que sigue su mismo camino. Y es cuando me pregunto si quiero hacer lo mismo que esas pequeñas gotas, resbalar y sin importar donde acabar.
Me hace pensar en si debería coger el avión, volar y alejarme de este horrible y hermoso lugar. Pero seria cobarde por mi parte, pues siempre hago lo mismo. "Nunca permanece mucho tiempo en el mismo sitio por su gran necesidad de libertad y de conocer nuevas experiencias y horizontes lejanos." Eso y muchas más verdades dice sobre mi un libro y invención o no, cierto es todo lo que dice. Y eso me hace pensar que soy tan cobarde que huyo cuando empiezo a amar algo, poniendo por excusa que mis ojos no han visto demasiado y quieren ver más pero me gustaría no ser tan solitaria porque...¿se puede llegar a desear la soledad? Debe ser que si puesto que la deseo mucho más de lo que me gustaría, descansar de voces estridentes y sonidos fuertes.
"Rarita" dice mi prima y ya...no me molesta, sonrío y disimulo no haberlo oído.
Porque toda persona debe ser lo que quiera ser, eso me ha demostrado mi necesidad irrefrenable de "aventura" (aún parecerme una comparación ridícula no encuentro palabra mejor para definirlo), que me dice que lo mejor es ver oir y callar para después poder juzgar a todo lo que me rodea y así mirar de manera natural.
Creo demasiado en el destino, confiando así en poder encontrar la paz o la guerra en algún sitio de este sistema.
Aún me sigue pareciendo imposible que un libro me conozca más que yo misma, já, que irónica la vida, amar tanto los libros para que al final me digan a la cara lo que soy y necesito ser.


Besos, Irene.