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miércoles, 6 de junio de 2012

Ir y quedarse.

Bajo la clara luz de la luna llena, subo corriendo las escaleras del callejón de la calle real. Las paredes blancas que me rodean me producen paz, sonrío mientras con prisa subo los últimos escalones.
Las enredaderas desbordadas que invaden tímidamente la gran pared de piedra pintada de blanco.
Las enredaderas verdes con sus pequeñas flores blancas. Me paro y observo con detenimiento las ventanas de madera pintadas de verde, carcomidas por el tiempo.
Las protegen unas rejas del mismo color, lo que me hace preguntarme, ¿porqué hay rejas?
Ando despacio mirando los balcones internos de la casa. Acaricio el muro en el que me apoyo y miro el farol que cuelga del techo interno del balcón. Un poco oxidado, pero eso me gusta, le da un toque...interesante.
Los pilares de madera que separa el interior del exterior están rotos y da la impresión de podridos. Madera verde, destrozada y... a mi me parece la cosa más bonita del mundo.
Admiro con ojos vidriosos la casa que un día fue, muy lejano, y la casa que hoy se alzaba delante de mi. Mirando lo que antes eran las cochiqueras, pero ahora libre de cerdos y mal olor era algo hermoso y romántico.
La casa se vendía y me imaginé mirando por aquel balcón el amanecer, mientras que en los callejones blancos las palomas revoloteaban y los gatos maullaban.
Había otra cosa por lo que me encantaba ese sitio y eran las grandes frases de canciones o poemas. Junto con el suelo empedrado, se formaba a mis ojos uno de is lugares favoritos.


Me imagino que hay princesas de la edad media encerradas en su habitación, castigada por ver a su príncipe a escondidas, por eso sus padres pusieron rejas. Los criados por la noche le dejan las puertas de las cochiqueras abiertas para que por la noche pueda asomarse y ver a su amado, que con una capa se tapa. Una sonrisa se ilumina en la oscuridad de la noche y ella viendo el destello cae a propósito de la barandilla.
El chico alarmado se descubre y la coge ante de caer.
-¿En que estabas pensando?- pregunta algo sorprendido por el acto de la chica.
-En que mi príncipe me cogería.- susurra en el oído de este.
Este la deja en el suelo y ella le besa la mejilla con monería. Intenta separarse un poco pero él le coje del brazo para que no se aleje demasiado.
-El príncipe quiere algo a cambio y no se conforma con un beso en la mejilla.
Va a hablar pero él es más rápido. El aliento era ya algo de lo que los dos carecían, son sus manos que con delicadeza acariciaban el cuerpo del otro como si del suyo propio se tratara pero...


Se hace tarde y la noche ya se cierne sobro todo excepto sobre la luna que se mantiene impasible admirando el todo.
Mis queridos dos personajes desaparecen, me quedo sola y con la imaginación todavía en auge, camino con pena de vuelta a casa, mis príncipes y princesas hacen su noche, yo... recuerdo los versos de Lope de Vega:

"Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,"

Irene.


                                                                  

2 comentarios:

  1. Oh, que bellos versos *-* Amé la historia del principe y la princesa, (:
    Linda disculpame por un comentario TAN corto pero me están apurando porque tengo que ir a dormir -.-' Ya sabes, mañana escuela T_T Saludos!

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    1. Jaja, no pasa nada. Sea corto o largo el comentario yo lo agradezco igual ;)

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