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martes, 5 de junio de 2012

En los ratos de descanso.

Hoy, me has mirado con esos ojos que cambian de color una y otra vez, a veces verdes y otras azules, cuando estás triste, si estás cansado se ponen tan verdes que parecen marrones y si estás bien son de un verde suave.
Te has cortado el pelo, no me gusta. Antes se te hacían unos ligeros rizos ahora es liso.
Te veo triste, algo alicaído, algo despistado quizás. Porque es verdad que a veces te hartas de tus propios amigos, que necesitas de vez en cuando algo de seriedad.
Y en realidad solo pienso estas cosas cuando me aburro, cuando estoy sentada mirando con ojos inertes al profesor hablar sin parar. Te sientas delante de mí y eres mi primera distracción. No siempre pero casi.
En realidad no es nada, porque pensar solo pienso en mi. Pero bueno, por cambiar...
Me imagino cosas que no son, porque prefiero soñar, los sueños no me defraudan. Nunca me los creo y por lo tanto son verdad.
Me hablas y nunca sé lo que contestarte, yo soy de conversaciones largas y tu...bueno de conversaciones de momento no te oído tener. Yo soy más de leer y escribir, de olvidarme de las cosas y morderme las uñas para no temblar de timidez y tú...careces de todo ello excepto de las uñas, ahí tú me ganas.
Respiro hondamente y me pongo a imaginar que lo que siento es amor, y pienso que por fín, pero no, en realidad solo es lo de siempre: simple curiosidad por algo que no conozco.
Porque el corazón solo se me acelera cuando algo me hace ilusión y por mi personalidad es casi todo. Tiemblo cuando pienso que soy el centro de atención de algo que no controlo. En el estómago no siento nada, dolor por las mañanas y si me pongo nerviosa se me estruja y mi respiración es la inadecuada lo que hace que a mi corazón le dé por doler. Yo no me enfado por sacar mala nota, tú le pegas golpes a la mesa, yo no pretendo hacer algo grande ni que se sientan orgullosos de mi, en cambio tú juegas para que te feliciten después.
Como ves, somos completamente diferentes y mis problemas nada tienen que ver con los tuyos, porque a ti no te hace falta imaginarte que estás solo en el mundo para poder caminar por la calle.
A si que me imagino que eres diferente, que yo soy diferente y entonces es cuando escribo y escribo lo que hacen y lo que piensan dos personajes que se parecen a nosotros y que en realidad nada tienen que ver. Déjame seguir soñando un rato más, las cosas salen mejor en mi mundo.

Irene.

                                                                     

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