Tengo las venas frías de tanto acariciar hielo.
Que por el filo de los acantilados caen desesperados los perdidos y olvidados.
El Tártaro, se dice van los condenados pero se sabe que los muertos siguen llorando su destierro.
Son tantas las presencias que desperdigadas buscan su final.
Irene.
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