Y si son miles de gotas que resbalan por el parabrisas, tontas de ellas por su prisa si se las llevará el viento si no las almohadillas de los limpiaparabrisas.
Son tantas las mentiras que de tanto repetirlas ya se han vuelto verdades y ¿donde se han metido la necesidad de creer y confiar? pues yo ya ni creo ni confío en nada. Si me miro al espejo me hago la pregunta que vale mil versos: ¿Que soy? y ¿Que es aquello que me devuelve la mirada en el espejo?
Irene.
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