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miércoles, 4 de julio de 2012

Un soplo y fin.

Hay veces que harta de escuchar tus gritos de dolor, los gritos de dolor que no se ven, los que se sienten y solo unos pocos son capaces de apreciar a través del velo, los gritos de dolor que nadie calla, por pena, por miedo, por que quieres que  otros pasen lo que tú pasas día a día. Cuando nadie te ha apoyado cuando lo necesitabas, ni te has secado las lágrimas cuando lo pedías en silencio, te vuelves fría.
Te has olvidado de lo que significan los abrazos y has dejado de confiar en que las cosas bonitas duran para siempre. Solo aquello que está escrito es capaz de perdurar. Los rayos de sol, se aprovechan en el momento en que están porque desaparecen tras una nube y tardan en volver. Los minutos no son iguales unos a otros, no creo en el tiempo perdido, creo en que cada uno debería tener un reloj con el que pudiera parar el tiempo cuando lo creyera necesario. Huir nunca ha sido una opción, puedes alejarte de tus miedos, añoranzas y lugares pero aunque el decorado cambie... tú no.
Las promesas nunca son ciertas, y las lágrimas se secan, a veces se llega tarde y has de esperar y otras esperar no puede ser. Veces en que la solución está en olvidar y otras en recordar. Muchas de las veces se trata de perdonar y otras de perdonarse así mismo. Por mucho que digan perdonar no trae paz, las oportunidades muchos no se las merecen y las palabras bonitas tampoco, muchos, no deberían oírlas. Porque se desgastan, se agotan y pierden el significado, esas palabras no deberían decirse, deberían sentirse y con eso bastaría para mover mundos.
Cuando descubres que todo es efímero y nada te parece correcto ni en su lugar, ¿que queda?¿Ordenar?¿O aceptar la cruda realidad?.

Irene.

                                                        

2 comentarios:

  1. Muy bonito el blog, me gusta mucho! Te sigo!
    Espero que te pases pori blog y me digas si te gusta! Un besito

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