Translate

viernes, 13 de julio de 2012

Pero camina, no mires nada, no sientas nada, camina. Olivia.

Delante de ella se alzaba el edificio más grande que hubiese visto. No por ser grande, sino por lo que acarreaba entrar. Por todos los recuerdos malos y buenos que tenía de el. Por todas las cosas que vio y por las que no vio. Por las palabras que pronunció mal y por las que dijo bien. Por las tonterías de las que se arrepentiría y por las que no. Pero el edificio no era tan grande solo por eso, sino que se hacía cada vez mayor por cada traición, por cada decepción, por cada despedida, por cada saludo, por cada comienzo, por cada final, que son los que mas dolían.
Todas y cada una de las sensaciones que conllevaba entrar y que ella se comió en silencio, esperando impaciente su lugar en aquel sitio, mandó a la mierda tantas veces a tanta gente, y pidió perdón aunque quien lo recibía no se lo mereciera. Estaba ahí, apoyada en la valla verde de dos metros de largo y uno de altura que separaba la carretera de la entrada del instituto. Aquel instituto, que como muchos otros era normal, pero para algunos era diferente solo por el echo de que cuando estás ahí no tienes donde esconderte y la pobre Olivia, que tiene miedo a volver a sentirse sola en ese lugar.
-Por favor otra vez no, por favor...
Susurraba, los ojos... al borde de las lágrimas. Trágatelas Olivia, que ellos no ganen la jugada, este año no. Vamos Olivia, ¿que haces ahí? Sepárate de la barandilla y camina con paso firme, abraza todo lo que quieras a tu cartapacio pero camina, no mires nada, no sientas nada, camina.
Con esto en mente, dio un paso, y otro, y otro, y después... ya estaba dentro. Lo había echo. Solo deseaba que el sentimiento de nerviosismo, de soledad, de incomprensión no volviese, que se quedara en el pasado como prueba de haber vivido, pero que no volviese. Aunque sonreía por haber cruzado, por dentro todavía sospechaba que aquellos pensamientos de los que huía y a los que temía no le recriminasen nada, que se olvidaran de ella, que la dejaran en paz. Se imaginaba a la inseguridad sonriéndole en cada esquina, en cada banco de cemento, en cada rostro desconocido...
Hay gente que dice que cambiar es malo, porque dejas de ser tu mismo. Pero, ¿que es ella? Alguien que se esconde debajo de las piedras que evita miradas, que esconde palabras, que se avergüenza de si misma, alguien que no es nadie.
Ella quiere cambiar, quiere ser diferente, quiere parecerse en algo a ellas.
-Olivia, tan temprano como siempre.
Una voz suave sin reproche. Solo una frase normal, un comentario... que solo eso le da ánimos a darse cuenta de que existe y si que vale la pena cambiar, es difícil, pero poco a poco, paso a paso y cruzará línea.
-Bueno... Yo nunca falto. Además no me gustan las aglomeraciones.
El chico, apoyado en la pared, sonríe deliberadamente y asiente.
-Si, a mi tampoco es que me vayan mucho.
Suena el timbre, y... todo vuelve a su lugar. Ella sola en una mesa, ellos agrupados en grupos, con gente que... se llevan mal entre sí pero... parecen tan felices.
-Bueno pues yo también lo soy así que...
Y cuando se disponía a abrir su libreta donde solía escribir, una sombra aparece en la esquina de su mesa.
-Perdona, pero... no me lo creo. ¿Eres Olivia?
Olivia sonrió de la única manera que puede hacerlo alguien que se siente feliz por el echo de que había aparecido la persona que siempre lo hace cuando tiene que hacerlo.
-Ya te echaba de menos Lucas.
Y levantó la vista.

Irene.

No es una de mis mejores historias pero bueno... Aquí pongo dos canciones que me ayudaron de algún modo a escribir esto. Me hicieron recordar... En fin...





No hay comentarios:

Publicar un comentario