Hubo miradas de odio,
desmenuzaban cualquier ser.
Aún así se levantó
el árbol que podrido estaba.
Lágrimas difuminaban
un rimel ya corrido,
y seguían corriendo
como fuentes sin bombeo
tan solo fluye y ni llegan al mar
se van por algún camino
que por ahí se encontraba.
Solas, enfrentándose
a la soledad.
Irene.
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