Al no tener nada que decir, seguió callendo hasta que al final solo habia pasadizos secretos, puertas cerradas que habia que abrir, habia una que estaba medio abierta, donde ponia un titúlo "SOLEDAD" rezaba la madera, se metió es ese profunda oscuridad donde nadie le reprocharia el llorar, donde sus lágrimas podian recorrer su rostro sin necesidad de ser apartadas, porque ¿como se pueden secar unas lágrimas que hacen el mismo camino todos los dias?.
En una esquena habia un interruptor y por curiosidad o por una fuerza mayor lo apreto, la sala se ilumino y ahora se encontraba delante de un espejo que reflejada su rostro y susurro, con voz entrecortada:
- Que ojos tan pequeños, que rojos, llorosos y tristes.
Prometio dejar de llorar pero...
Volvio a la oscuridad de donde no deberia de haber salido.
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