Poder volar, mi sueño, acariciar las nubes con mis dedos y pensar que es posible aquellos sueños que un día soñé que se hacían realidad. Robar sonrisas y risas, ladrona de felicidad, llevarme a todo el mundo a la realidad, vengarme con codicia y arrancar mentiras de raíz. Y así acabar con los problemas que muchos ansían solucionar. Puede que con maldad no se arreglen las cosas pero... ¿que más da?
Jugar a ser Dios y hacer del mundo mi mundo, y creer que por fín todo este correcto y ordenado.
Solo divagaciones, mentiras de la memoria que se va, como mis ojos cansados que solo quieren cerrarse y dormir, dejarse de venganzas que solo trae problemas, dejarse de jugar que ya soy mayorcita y solo vivir que es lo que me ha tocado.
IRENE.
Quizá dejar de jugar con la imaginación demuestra nuestra madurez, o dejar de hacerlo quiere decir que nos hacemos demasiado mayores como para tener sueños y esperanzas...
ResponderEliminarOjalá fuéramos niños siempre.
Besos,
Monica
P.D: sigueme en mi blog! www.monica-fuente.blogspot.com ;)
Si ojalá...
ResponderEliminar