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domingo, 21 de octubre de 2012

Retrospectivas, lo lineal se hace previsible.

Propongo dos brindis. 
El primero, es el que llega antes, en el que solo puedes decir dos cosas "nunca más" o "más". El entrechoque de copas va por todas las primeras veces, algunas salen mal y no vuelves a pensar en ello como el piercing de la oreja que se infectó y lo dejaste cerrar, sin una segunda oportunidad "nunca más", como prueba solo se deja el segundo agujero, el que no se infectó, el que aguantó semanas sin doler.
Las playas de arena blanca, tan pastosa es su arena como demasiado incolora, la primera vez. Una vez, y te decides por la arena negra, la volcánica, en las que a veces te encuentras piedras que te abren heridas de las que no te enteras hasta que te miran y te dicen "sangras", y sangro. Y la sal en el momento no duele, pero la segunda, escuece, el dedo meñique del pie, molesta, el moratón de la pierna se torna negro pasando por el morado, y al día siguiente vuelves, porque la primera vez decidiste que se estaba bien.
Los ojos de los invitados miran extasiados las copas juntarse en rebelión, el que propone el brindis es que el no sonríe, o sí que lo hace, pero ¿de verdad?
El segundo, es el que llega después, que podría ser tercero, pero entonces no parecería demasiado importante. Un filósofo del que nunca me dijeron el nombre, pensó que las cosas importantes de la vida, son las más grandes y por tanto las que iban primero, pero yo pensé que el hombre no había pensado mucho para la respuesta, porque no es correcta, unos la aceptaron, ingenuos, insensatos, hombres, sin fin en la vida que el de comer, dormir, y estar. Jace Herondale dijo muy serio que los desgraciados eran los que no tenían ningún propósito, los que no tenían ni metas ni sueños, ni ganas, ni complejos que superar, me hizo pensar en las personas perfectas.
Cada cicatriz de mi cuerpo no ha sido por fuerza ni por valentía, sino por estupidez y torpeza, pero no las operaría para hacerlas desaparecer. Cada una de ellas cuenta la historia de los que quisimos algo y tuvimos que caernos unas cuantas veces hasta conseguirlo. Los no se cayeron cuando montaron por primera vez en bicicleta son aquellos que no se sienten bien subidos en ellas. Los golpes, arañazos y moretones, hacen de mis segundas veces, las más interesantes.
Caerte no es malo si sabes levantarte.
El segundo brindis, va por si acaso el primero ha salido demasiado bien.

                                                               

1 comentario:

  1. Dios mío. Cuando he empezado a leer he de decir que me costaba entenderlo, pero poco a poco todo ha cobrado un maravilloso y precioso sentido. En serio, el mensaje de este texto es simplemente perfecto. Me ha encantado, sí señor :)

    Espero verte de nuevo por mi blog, sobre todo (y a parte de que tenga una nueva entrada que espero que te paresa comentar) porque he organizado un concurso y cuantos más concursantes haya, ¡mejor! Las bases son muy sencillitas y están colgadas en el blog, en una pestaña que pone "concurso", pero de todos modos está el enlace directo en la última entrada. Un saludoo :D

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