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sábado, 2 de marzo de 2013

9. Last Summer.

Los Sábados claros no eran especiales, y mucho menos en la temporada estival, pero que extraño era ese coche aparcado en la entrada, extraño la tele apagada y ese olor a nuevo, a la indiscutible norma; ahora callemos, que las palabras escapan, que esconden más de lo que quieren mostrar.
Porque la señora Hays no bailaba, ni sonreía, porque su moño anormalmente despeinado y enmarañado, ese nido de pájaros que se perdieron en invierno y se quedaron para siempre, desaparecido en alguna de sus trabas que sujetaban mechones que estaban sueltos ayer, que las flores se las tragó el vacío, que todo fue un sueño, que parecía no dolerme los golpes, que las ramas no arañaban, que las paredes ahogaban, que el mar no era la mayor musa de alguien.
-¿Dónde?
Oía risas, no de alegría, eran risas fúnebres, quien se alegra de la muerte, como esas personas tristes y macabras que bailan sin gracia, sin ganas, que se mueven porque si se quedan quietos, se los comerá el tiempo.
Días en los que te levantas y no sabes si sigues soñando o el sueño era la realidad imposible. Es sábado dos, y mis padres, títeres del tiempo muerto, bajaban de su coche, cómplice de kilómetros austeros y solitarios. Cuando pensaba en ellos y la carretera, me parecía paradójico que hiciera buen tiempo, y aún así parecía esto una mala película de series B, un mal director, sin banda sonora, sin voz en off leyendo poesía, sin el espectador aburrido en una butaca roja. Excepto el espectador aburrido en una butaca verde, ese sí estaba y se reía de la mala suerte de algunos, y de la mucha de otros.
Reparé en las sombras de los árboles y desee que Rafe me rescatara, Robin Hood; me robaría como tesoro más valioso de unos ricos egoístas, pero esta vez no lo compartiría con nadie y me diría que el amor, como la nada, como el tiempo muerto, como las malas oportunidades, no existe, solo nosotros y una historia en papel acartulinado blanco, con una pluma a medio acabar, y una sonrisa desgastada.
-Sé que estás pensando en mi, no me engañas.
-Sabía que estabas ahí.
-No lo sabías. Esperabas que lo estuviera, pero no que estaba.
-Sabía que estabas porque lo deseaba, porque cuando no hay nada a lo que agarrarse apareces. No sé que pasa contigo, ni porque Alex te mira con desprecio, pero mientras sigas apareciendo cuando quiera huir... Me da igual que un grupo de ardillas gordas y con sarna ataque al mundo en una especie de Revolución Ardillal.
Su risa rebotó por toda la habitación. Parecía buena música, y como la buena música... Nunca se olvida.
-Muy bonito e imaginativo. No es propio de ti, me siento orgulloso. Quiero presentarte a alguien.
-¿A tus padres?
-Eso es ir demasiado lejos, Al.
Era la primera vez que me llamaba así. Aunque, si hacía memoria, nunca me había llamado de ningún modo, a diferencia que en su tía, me gustaba como lo decía. Este pensamiento me pareció demasiado cursi, lo que dicen todas las enamoradas, todas... Pero yo no estaba enamorada, solo me gustaba la manera que tenía de abrirme los ojos poquito a poquito, de hacerme más vulnerable y débil a los sentimientos, enseñándome a dejar que la magia de todo penetrara en mis poros, en cada célula de mi cuerpo, inventando un nuevo tipo de mitosis, más dividir sueños e ideas y menos cromosomas duplicados.
-¡Pero bueno, Rafe!¡A estas alturas es ir demasiado lejos!¡¿Después de lo que hemos pasado juntos?! Te avergüenzas de mi...
Posé el dorso de mi mano en mi frente, representando a la perfección el gesto de la dama dada de diva.
-¡Bravo! Me has echo sentir mal y todo. Pero igualmente, no, a mis padres no.-Negó con la cabeza.
-Pues entonces... ¿A quién?
-A Carol.
En eso momento pensé en que no me gustaba el café, que su olor me revolvía las tripas, que cada vez que veía el tarro en la despensa pensaba en tirarlo al suelo y pisotear su polvo marrón casi tierra que tanto odiaba. Pensé en esto, porque la causa de odiar el café era una consecuencia de las excusas de mi madre que exponía para evitar hablar conmigo. Si entraba en una habitación en la que ya estaba yo, nos mirábamos durante un minuto y medio, luego, abría la boca y la volvía a cerrar, sus tacones resonaban una vez más, con ese paso tambaleante de quien no se siente segura, y decía: -No queda café, le diré a Carol que vaya a comprar. Y se iba a llamar a Carol, su secretaría, dejando a su única hija sola, en una habitación silenciosa y solitaria en el ala más alejada de ella todo lo posible, con mil cosas por decir, la mayoría intrascendentes, pero eran cosas por decir, cosas que acaban siendo dichas con rabia a una pared, mientras rompía jarrones, mientras la señora Hays me abrazaba y me decía: Hey, que haces llorando por cosas que no valen la pena. Es tu madre, te quiere, a su manera, una manera mala, egoísta e indiferente. Pero te quiere. Todas las mañanas se levanta y te hace una foto mientras duermes. Las he visto en el cuartito ese de al lado de su habitación, tiene miles de mañanas en las que apareces tú, sonriente, soñando.
Me hacía sentir especial por un segundo, y por un segundo muy largo me lo creía siempre. Siempre. La señora Hays tenía ese don, que por lo que me había dado cuenta, venía de familia. Por supuesto, sobra decir que esas fotos nunca las vi y que había mañanas que esperaba que mi madre apareciese con la cámara, cuando no aparecía la señora Hays decía que era porque se había levantado antes de lo normal y yo demasiado tarde. Rafe también lo tenía, ese don de hacerte especial por un segundo muy largo, pero aunque Carol solo fuera un nombre, mierda, las Carol no deberían llamarse así; la chica de ojos azules grandes, labios grandes, orejas grandes y pelo negro muy largo, no debería llamarse Carol; con su vestido de volantes rosa, con su sonrisa grande. Con su gran corazón y con sus abrazos de oso. Esos que sabían mejor que todas las magdalenas de yogur del mundo juntas.

-Hola, me llamo Carolina.
-Yo Alicia.
-¿Te puedo llamar Al?
-¿Te puedo llamar Grande?
Se puso seria de repente, y vi complejos antiguos, viejos, arrugados pero surtiendo el mismo efecto desolador que la primera vez.
-¿Por qué Grande?
-Porque seguro que serás la más Grande mejor amiga, que he podido imaginar.
-Para ser amiga mía solo tienes que gritar una cosa.
Levante una ceja y pregunte el que:
-¡DEJA DE MATAR BALLENAS!
-¡DEJA DE MATAR BALLENAS!
Porque era una buena causa, porque las ballenas eran grandes, estaban mojadas y eran muy tontas, pero esas no eran razones para matarlas. Poco tiempo después me contó que lo de su pasión por esta causa, era por un libro que había leído de Christopher Moore, jajaja, ¡que locura!... Por un libro de Christopher Moore...



                                                                               caliente, los tatuajes, b & w, beanie

2 comentarios:

  1. No se.... pero cuando te leo es como si no pudiera quitar los ojos de la pantalla, eres alucinante!
    ME ENCANTA, ME ENCANTA Y ME ENCANTA.
    Algún día me dirás de donde te viene esa inspiración que me corta a mi la respiración, que por cierto es un movimiento que se produce en el tórax y... jajajaj si es que he estado estudiando el aparato respiratoria en biología a fondo y creo que me a causa un cierto traumatismo (aparte de dolor de cabeza) pero no quería hablarte de eso... no teniendo un capitulazo precioso encima de este comentario.
    Cada vez que he leído un capitulo tuyo, de los nueves que llevas, me has transmitido mucho, me has transmitido muy muy muy TU.
    No se como explicarlo, la cuestión es que tienes una forma de escribir que nunca deja indiferente a nadie y a mi menos. Y esta historia, por señalar alguno de tus maravillosos textos, es encantadora por eso, bueno siendo sinceras esa es solo una de las razones. La verdad es que quiero saber muchas mas cosa de la protagonista, Alex, Carol, la señora Hays... pero si hay un personaje que me encanta en todos los sentidos y del que me estoy empezando a enamorar de el por alguna estraña razón es Rafe.
    No se lo que esconde, o lo que le sucede solo espero saberlo muy pronto porque esta curiosidad me esta matando.
    Por cierto, estoy terminando el libro de Destino de la saga inmortal... no se porque a mi me da la espina de que va a ser un final agridulce... ¿A ti te gusto?
    Muchos besos guapa!

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