Sé que algún día tendré que dejar de ser así pero... como dije antes... a lo mejor mañana, pero hoy no. ¿Porque no puedo? No, porque no quiero. Y aceptemoslo, soy así, exprimo la canción que me gusta, tanto que cuando dejo de escucharla me olvido de ella, y si la vuelvo a escuchar ya me molesta, y esto es una realidad, por eso no leo los libros más de una vez, porque el día que decida dejarlo... será el día que me olvide de él, y no quiero, no quiero olvidarme de ningún libro que haya leído nunca. Exprimo tanto lo que me gusta que deja de gustarme al final... por eso suelo escribir advertencias de mi, espera que yo te llame, que yo te avise de que estoy prepara, no me fuerces, no me preguntes, no me hables, deja que yo lo haga sola. Como el día de la mudanza, deja que yo decida irme, sino... cargarás con la culpa. Deja que yo decida... déjame que yo te diga lo que necesito ahora, porque mañana... mañana ya será otro día. Déjame ir, volveré, pero debes dejarme ir. Tengo que estar preparada para volar y caer, deja que me cerciore de que voy a caer y de que me va a dar miedo hacerme daño, pero no he de pensar en eso, he de pensar en que sabré lo que es tocar el cielo con las manos y a lo que saben las nubes, así que déjame caer, no me pasará nada, pero déjame caer.
Irene.
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