Unos zapatos de cristal descansaban en una estanteria ya llena de plovo, por el tiempo pasado, por el tiempo por pasar.
Miraba esos zapatos recordando la sensacion de paz y tranquilidad que era poner mis pies frios y callosos en esos zapatos de elegancia a esos zapatos les entregaba mi vida, para que ellos hicieran con ella lo que quisieran. Esos zapatos combiertieron lo qu eera un juego en realidad. Quien podria decirme a mi, que ahora no seria lo que soy sin esos grandes zapatones que aj¡hora no me caben y ese pintalabios rojo de mama ellos formaron lo que soy. Y ahora yo les debuelbo lo que me dieron. Cuelgo mis zapatos, guardo mi pintalabios, dejandolos en los recuerdos.
IRENE.
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