Locos.

Aquel hombre no sabia lo que decia, pero lo creia insistentemente. Hablaba cosas inimaginables, pero aun así nadie lo llamó´loco, nadie le desmintio. Aquel hombre con microfono fria pegado a la boca, subido a una tapia, y allí a lo alto estaba el loco o no. Una muchedumbre debajo le miraba boquiabiertos, de tal forma que cualquier hombre cuerdo no hubiera podido diferenciar si el loco era el que hablaba, los que escuchaban o el mismo por pensar que tremenda memez se metia a trompicones por sus oidos, llegando a cerebro aturdido. Solo los listos sabian la verdad, la verdad de que el demonio ya tenia nombre y su cara estaba en todo pared, su voz se escuchaba por cualquier altaboz, y su nombre era la pesadilla de aquellos niños que miraban escondidos a los soldados caminar, "Hitler" susurraron.

IRENE.