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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Caminos con direcciones.

Elecciones, decisiones que tomar. Miedo a acabar mal. Recuerdos de que un día fuiste feliz. Pequeñas notas en las paredes que te dicen lo que eres, y bajas la cabeza pensando que mejor cerrar los ojos y no mirar a enfrentarte a la verdad. Oyes tu voz y te ves a ti misma y dices nada, porque nada queda por decir. Lo han dicho todos, y todos los días hay alguien que lo vuelve a repetir. Lo único que piensas cuando lo oyes, la única palabra que te viene a la cabeza es cállate. Siempre te dicen lo que debes hacer, pero no te dan soluciones. Para no caer en el vacío, te creas un mundo, un mundo en que tú dictas las reglas. Es tu mundo, y en tu mundo no hay sitio para los complejos, la timidez o la vergüenza. Es un mundo, para ti, perfecto. Pero alguien siempre lo quiere destruir, diciendo la verdad. ¿Quién ha pedido la verdad?, soy feliz en mi mundo, ¿Quién eres tú para ensuciarlo? Todo el mundo dice la verdad, sobre lo que eres, sobre tus actos, sobre… sobre ti. Todos sabemos lo que somos y muchos nos avergonzamos de lo que somos, pero nadie tiene derecho a recriminártelo. Nadie. Y aparecen las grandes decisiones que debes tomar, en realidad no son tan importantes pero te lo repiten tonto que incluso un grano de arena puede convertirse en una playa. Y todo me da vueltas, y de repente me siento encerrada, porque todo lo que hago está mal, porque todo lo que digo es malo o incorrecto, porque todo lo que toco se rompe, porque todo lo que miro se desvanece. Y me quedo tan sola, tan sola en un mundo tan grande, que corro y corro buscando algo a lo que agarrarme. Mientras corro lloro, y el viento seca mis lagrimas borrando cualquier rastro de lo que hubo una vez. Y esos recuerdos que me hacen sonreír y que me recuerdan que no siempre estuve así, se van con ellas, el viento mi las quita de las manos y con un ultimo tirón también me quito las ganas de vivir, olvidando reír, olvidando ser feliz, me olvide de todo lo que una vez me hizo mirar el mundo con ojos de curiosidad y se me fueron las ganas de saber, de buscar, de encontrar, de todo. La vida no tiene sentido. Ahora solo me queda mirar, con ojos inertes, como otros disfrutan, y como otros caen y se levantan. Respiro profundamente, pero el aire ya no tiene sentido para mí. Intento decir algo, pero no vale la pena. Y camino por caminos no hechos, allanando el camino para los que vienen detrás. No espero final, pero tampoco principio. Y las decisiones no son importantes y los hechos tampoco lo son al final.
Pero aunque sé que puedo volver para atrás no lo hago, puede que sea por miedo, puede que por gandulismo, puede que por curiosidad. No lo sé. Lo único que sé es que allí no me queda nada salvo cosas por hacer, en cambio en este camino que hago nuevo, tengo algo que hacer y sobretodo decir. Decir al mundo cállate, decirle al mundo que nadie pide la verdad, porque la verdad lo único que hace es daño, es veneno que te mata poco a poco, que te agobia, que te engaña. No vivas en una mentira, pero tampoco quieras saber la verdad, solo vive.
Me pare, deje de caminar por un segundo, mire a mi alrededor había miles de caminos con sus caminantes, caminaban como yo, sin rumbo. Sonreí, después de tanto tiempo. Seguí caminando, pero ahora sabiendo que no estaba sola.

                                                       IRENE.



                                                              

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