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lunes, 24 de junio de 2013

15. Last Summer

-Quiero caer.
-¿Que quieres qué?
-Caer.
Sonrió. Se acomodó en el asiento de felpa rojo. Apoyó su mejilla caliente en el cristal frío del tren, manteniéndose en el límite de la costa.
Y yo dije:
-Sí. Caer, ¿sabes? Llega un momento en la vida en la que te encuentras con la palabra asertividad, primero no sabes lo que es... Te suena raro. Luego te paras a pensar y lo buscas en Google, y te das cuenta que asertividad es aquella sensación a la que no conseguías ponerle nombre. Dice: Ser honesto, directo y apropiado, y tú que has sido inapropiada toda tu vida decides dejar de pensar y lo haces, decides caer, quieres hacerlo. Para explicar lo que me llevó a correr como loca por medio pueblo hace falta imaginarme en el filo de un acantilado,-señalo el mar con el dedo, tenía razón, el cristal estaba frío-, estoy allí, mirando el agua cortarse las venas contra las rocas afiladas que decoran la pared. Piensas que tus padres te ignoran, que la cara de tu padre es una sombra entre otras recortada por la luz de tu habitación, que la señora Hays no le afectó mucho mi marcha, a lo mejor lo sabía, que me iría digo, o a lo mejor solo estaba desando que me fuera para relajarse después de su viaje.
Quiero tirarme, quiero romperme las venas contra las rocas afiladas que decoran la pared, estás muerta, te han enseñado a estarlo: 'No grites', 'No hables', 'No estás en el lugar apropiado para un niño, así que como si no estuvieras, ¿entendido?', 'Tu opinión no le importa a nadie, baja la cabeza y desaparece'... Sus voces suenan frías, y el mar también tendría que estar frío, si pudiese tirarme y averiguarlo...-exhalo como si de verdad me faltara el aire, y me pregunto si no estaria dramatizando demasiado- luego... Luego me revelo contra todo y decido vivir. Dime Rafe... ¿Debería haberme tirado? ¿No hubiese sido más fácil?
Alex y Carol, después de haber llamado a sus padres, se han dormido en sus respectivos asientos y Rafe y yo disfrutábamos del silencio hasta que he decidido contar lo que siento, vaya, no me siento mejor después de haberlo hecho.
-Hubiese sido más fácil, pero entonces no hubiese merecido la pena nada de esto ¿no crees?
-No te entiendo Rafe...-Arrugo el entrecejo y restriego las sienes, vaya, sigo sin sentirme mejor, incluso creo haberme mareado un poco, a lo mejor es el viaje, ya me avisaron que los trenes mareaban algo.
-Nada de esto me refiero a que tu madre pasó doce horas de parto para nada, que mi tía me dijo que te reviviera del aburrimiento y te devolviera la ilusión, todo el esfuerzo que puse para ello, no hubiese servido para nada, y me lo debes, ¡me debes el, por lo menos, la satisfacción de saber que he hecho algo bueno en este mundo!, todo el dinero que me he gastado en estos billetes... Todo, ¿para qué? Para que vayas por el camino fácil y te tires a un acantilado, el cual te has imaginado para explicarme por qué has salido corriendo de casa con un maleta vacía, que por cierto menuda estupidez, por lo menos una botellita de agua digo yo. ¡Que casi no le das tiempo a mi tía a llamarme para comprar los billetes! Y entonces toda la magia del momento se hubiese esfumado... ¿Todo para que al final decidas romper tus preciosas venas contras unas rocas afiladas? Tía, podrías haberlo dicho antes y no nos hubiésemos esforzado tanto.
Hace una mirada respectiva, con sus ojos verdes, hacía fuera y luego me mira. Con la boca abierta le llego a responder:
-Acabas de mandar a la mierda todo ese esfuerzo, pensaba que había sido casualidad, cosa del destino y eso, ahora resulta que lo sabías...¿Cómo sabes las horas de parto que tuvo mi madre?
- Me lo he inventado. ¿Sigues queriendo suicidarte?
-Si me dices que en realidad no eres un mago, ni Robin Hood, sí.
-Pues no te lo digo...
-¡¡Rafeee!!

Ninguno sabía a dónde nos diríamos, ninguno quiso averiguarlo tampoco. Allí estábamos todos, en mitad de un verano, entre otros. Los veranos siempre huelen a promesas aunque al final ninguna se cumpla o solo se cumplan las pasadas, pero siempre huelen a eso. A viajar, a desaparecer, quizás si no existiera el verano, el invierno no significaría volver a casa, porque nunca te hubieses ido. Tienes que irte para volver, madurar. Nosotros solo queríamos volar, no se, queríamos algo, lo que fuera, con tantas ganas que podríamos haber parado el tren con solo el grito de: "¡Aquiiiii!" Señalando una planicie de arena en mitad de ninguna parte. Porque, todos y cada uno de nosotros teníamos miedo. Yo a morir de esa manera lenta, Rafe a no tener tiempo, Carol... Carol a ser inútil, y Alex a no conseguir nunca, nunca, acabar su cuadro.
Éramos los que huyen, los que escapan, pero dentro de ese tren, solos, sin nadie que nos dijera el cómo, no podía, no, no podía no, no cabía el miedo. Y así estábamos bien, así, parecía que podíamos soñar sin rencores, y sin nostalgias melancólicas que hieren la mente.
Acabamos en otro pueblo, uno que no me acuerdo ahora cómo se llamaba, cuando venga Alex se lo preguntaré. ¿Sabeís? El día que bajamos del tren en aquel pueblo que se tenía en pie solo porque no soplaba muy fuerte el viento, fue dónde me dieron mi primer beso. Pero, shhh... Eso en el próximo capítulo, jé.

beatiful, cute, girl, girly


*Esto no tiene nada que ver con la historia pero me apetecía ponerlo. El sábado fue la especie de orla rara que organizó mi clase por acabar 4ºESO, y cómo unos harán un ciclo, y otros se irán a letras (cómo yo) pues decidieron hacerlo. Una de las canciones más horrorosas que sonó fue esta: Dele compadre. La gracia de todo esto es que, aún siendo la típica música de verbena, la estuve bailando y tarareando durante toda la noche. Me averguenzo de mi misma...
Y bueno, esta otra también, que no sonó en la cena pero que cuando estaba viendo un capítulo de True Blood sonó y me gustó, es algo rara, pero bueno me mola: Massive Attack

"Dele compadre dele, que son pasteles
y eso es lo que la gata quiere más"
¡Toma ya!


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