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miércoles, 3 de abril de 2013

12. Last Summer.

Hacía dos semanas que Rafe no aparecía. Dos semanas. Que se dicen pronto y se paran todavía más pronto; he estado dando vueltas, sin parar, porque no tenía razón por la cual dejar de rodar.
Alex... Alguien del que me gustaba fantasear... Me imaginaba conversaciones que nunca sucedieron, pensaba que me estaba volviendo loca, echaba de menos a Rafe pero de él no me acordaba cuando estaba con Alex.
Con Carol fui a montar a una escuela hípica que estaba en la otra punta del pueblo, pero todos eran muy bonitos, y ¡que ojos tan grandes tenían!
Solo me entretuve pensando en los ojos verdes de mi amigo ese lunes después de dos semanas. La señora Hays les pidió a mis padres dos días para ir a la ciudad, yo no quería que se fuera, pero triste me dijo que tenía que hacerlo. El deber tira más que el corazón, es triste pero dicen, algunos pobres, que es lo correcto.
Entonces vino, alguien que a mi me gustaba llamarla Strudel, ella era gruesa, con el pelo caoba, y unos ojos almendrados que pegaban a la perfección con el color de su pelo. Tenía una voz muy suave, y era muy preguntona, algo que me sacaba de quicio, si hubiese sido la señora Hays no me hubiese importado, pero era Strudel y no me gustaba que me preguntara lo que me preguntó:
-Señorita Alicia, ¿está usted triste?
-¿Porqué pregunta eso?
-Bueno,...-aquí dudo un poco, quizás no sabía como explicarlo o que no quisiera hacerlo, que solo lo hubiese preguntado porque era muy cotilla y se inmiscuía en cosas sin importancia como el estado anímico de la niña a la que cuidaba.-La señora Hays me dijo... Que salías con tus amigos siempre y que te dejara salir cuando quisiera. Y no ha salido.
-Bueno ¿y qué? Hoy no me apetece.
-Deje que lo dude.
-¡Estoy perfectamente me oye!
Estábamos en la cocina, preparaba la cena, era su primer día y ya se movía como si fuera su propia casa, conocía todos los recovecos. Con mi grito los botes de cristal tintinearon.
-Tampoco se ponga así. ¿Es que acaso no le ha dicho te quiero ese chico rubio que vía cuando llegué anoche?
La pregunta no tenía ni pies ni cabeza, Alex me había acompañado a casa justo cuando el taxi de Strudel llegaba, ¿pero lo de decirme te quiero? Como si esta mujer nos conociera a Alex o a mi de toda la vida... ¿Te quiero? Que tontería es esa.
-Pues no, no me lo ha dicho, pero es que tampoco tendría porqué decírmelo.
-¿Y no le gustaría?
-Pues no. Son solo mentiras ¿sabe?, todo eso de; escapémonos juntos, dejemoslo todo por un impulso, creamos en los que nos digo el hombre del observatorio... polvo de estrellas, dijo que eso estaba demostrado, y todos nos lo creímos. Todo eso suena demasiado a Rafe, Rafe es el sobrino de la señora Hays, y él dice que todos podemos huir de cualquier cosa menos de nosotros mismos, que para eso habrá saltar desde el faro tres veces por lo menos. Es un mago, un mago... Pero nadie lo sabe excepto yo. Y le echo de menos, peor no lo he recordado ni una sola vez, ¿sabe porque ? Porque cuando él está cerca los te quiero y todo lo que he dicho antes no suena a mentira sino a verdad, y eso duele, cuando desaparece creo que la parte de mi que tiene ganas de vivir. Esa parte que quiere a sus padres, porque al fin y al cabo son sus padres, esa parte que cree de verdad en que el bosque se mueve y no solo por la fuerza del viento. Alex, es todo lo contrarío el confía más en los libros que son fantasías sí, peor solo cuando los tiene abiertos, después deja de creer en esas historias y Rafe no lee porque él ya es un libro fantástico, yo pienso que su vida ganará los Premios Hugo, y en lápida lo pondrá, junto con el año de su muerte. Todo es posible si él está aquí, respirando justo detrás de mi. Cuando me suspire en la nuca y un escalofrío me recorra y me diga; ¿Ves? Una culebra se ha metido en tu columna y no te has dado cuenta, pero no te preocupes no era venenosa.
Supongamos que Rafe no volviera nunca más, entonces la parte que me hace suspirar al ver los amaneceres y todas las colinas echas para hacer la croqueta dejarían de existir para mi. Una parte de mi moriría con él, y no es que sin él el mundo sería peor, no, es que sin él todos los cuentos de hadas no tendrían sentido.
Me había puesto a llorar desconsoladamente y había pronunciado las últimas palabras en un suspiro. Había hablado mirando al suelo, sin pensar. Había dicho todo lo necesario que había que decir y aunque Strudel no lo entendiera yo me sentía mejor después de dos semanas sin pensar en ello.
Strudel, entonces me abrazó fuerte. Y en ese momento tuve que hacer un gran esfuerzo por no apartarla, pero me dí cuenta que lo necesitaba, necesitaba que alguien, quien fuera me dijera; Volverá, volverá...

En este momento Aston y Lipa me miran con sus grandes ojos, me hacen reír. Alex se prepara para sacarlos y yo voy con él. Le he perdonado por fisgonear en mi libreta, pero que la próxima vez se compre una propia.


                                               chica, inconformista, indie, menina

1 comentario:

  1. Gran discurso sus pensamientos sobre Rafe, sobretodo las frases finales.

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