"Lo he visto en tu mundo al derrumbarse, que lo natural es odiarse"

Hoy vengo para irme, deprisa y corriendo; con espuma entre los dientes, con sudor resbalándote por las sienes y una pesadilla que te sobrevuela tu pequeño espacio de vitalidad retorcida.

Me he cansado -y vuelto a perder- de la forma de hablar que en vez decirte todo ahora, te lo sugiere, ya no me gusta, ni me parece bonito, ni adecuado, ahora que prefiero escuchar a Barricada ya no me parece tan mágico y sugestivo las metáforas sin serlo que te dicen las cosas sin decirlas y luego se esconden de ti, detrás de un muro fino, donde se ve el perfil pero... parece dar igual, aunque lo veas, perdida la capacidad de visión de lo obvio, como se pierde la visión de los fantasmas y del 3D más ajustado.

Mal sabe, sabe mal, que sabe que no recuerda unir puntos sin lineas, con dedos amputados con fuego de mechero -fue la noche de San Juan, y no se enteró de que consumiéndose su cuerpo el ya estaba lejos de eso-, ahora prefiero pasarme a lo macabro, porque aunque caigas siempre puedes dar vueltas como una niña que no sabe dormir boca arriba, ya no se dar abrazos, así que se dedica a mirar como su cuerpo se hace pequiñito, muy, muy pequeñito.