Queriendo reencontrarme con lo que deje enterrado en una maceta, bajo tierra, los sueños de una niña, los lamentos de alguien que llora, las reclamaciones de viejos amigos que ya creciditos no son ellos...
He estado pensando que puede que toda mascara esconda algo que merezca la pena descubrir. Me gusta el Carnaval, se vive de la intensa manera en que se vive poder ser quien quieras, como quieras, ese día fingir es obligatorio pero fingir... bien, como los buenos actores que somos. También me gustan las ferias, también me gusta la opera, ohhmm... la opera, las voces revotan en sus pechos como olas revotan en la arenas mojada del anterior vaivén. Vaya... Queridos seres meméticos, ¿que mejor despedida que la que se hace imitando otras?:
La de Harold & Maude, si, me gusta esa. Tirando el coche por un acantilado, desfiladero de suicidas por amor, porque todos los libros románticos cuentan la muerte de un enamorado de esta, un loco borracho de vida, que bien podría después salir tocando el banjo, el loco que hace locuras, los que crean la simbiosis perfecta, los que destruyen lo polivalente porque no encuentran el uso.
Y si... (por seguir dándole vueltas a eso de recordar lo que fue pero ya no es) Dejo de escribir tonterías y me tomo la segunda pastilla del día, contra los dolores, vaya, (
Lo malo ya está escrito, ahora la canción: