Porque no lo hacía me pregunté, me gustaba, lo hacía como si me fuera a romper. No me tocaba como lo hacían mis amigas con fuerza, sino con delicadeza. Aparté la mano, giré la cabeza y grité:
-¡¡Rosi!! ¿nos vamos hiendo?
Rosi asintió y riendo nos fuimos camino a casa, dejando atrás un grupo de gente algo extrañados por la repentina huida.
Punto y final.
Irene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario