Harta de tus críticas y tus miradas de desprecio, de tus palabras de cansancio que solo me dices a mi. Te aguanto, soy así, tolero cualquier cosa por muy dolorosa que sea, y entonces soy hipócrita conmigo misma. No digo lo que pienso, perdono y olvido en silencio. Me sentencio a cadena perpetua de frialdad y superioridad sin poder hablar.
Yo me declaro: Totalmente imbécil.
Irene.
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