Y es que me arrodillo, a punto de cometer deicidio, y suplico... Una mujer sujeta al león de fauces abiertas, sangrantes: ruge. El animal encadenado y la mujer, aparece un anuncio en la tele donde El Bosco la pinta repetidas veces, y es que es Eva y Pandora, y es que me mira y un rictus de desprecio aparece en su manzanas mejillas... Yo a punto de caer bajo su tortura por pretender negar lo inevitable, por creer, por creerme.
(<<No eres más que entrañas independientes reunidas en un mismo vientre>>) Su voz hace vibrar al cuerpo del león y el águila chilla desprovista de ratón, si es que una vez hubo algo que chascar, comer, zampar, jamar... devorar.
Lo que una vez faltaba ahora recubre paredes, el moho ha crecido, multiplicación de células, y yo ahí, y nosotros ahí, (<<¿Eva?>>) aliméntame, alimenta el alma, mi alma...
(<<¿¡TU ALMA!? Cachos, trozos de otros, ¿te crees especial, diferente? Estúpida niña de sonrisa perenne, mujercita de ojos ciegos, no te has dado cuenta que lo que tu eres es lo que una vez fue, mi corazón ya no bombea genios de lenguas diestras>>) látigos se oían restallar por la caverna, gritos de otros, (otros, otros), sueños, mentes, mías... NO. De otros.
No me atreví a desearle buena suerte.
Lucha perdida, tesis derrotadas por el uso incansable, ignorante. El silencio golpea las puertas, a furia y rabia saben, a baja calidad de imagen, insatisfacción mal llevada, ruedas que no dejarán de rodar sobre el suelo plomizo de mi desierto craneal, blancas calaveras recubiertas por una capa de humo que quemó el tiempo por no requerir sus servicios, fue un arranque de pasión que duró lo que un último latido de generación tecnológica. Nacieron y le regalaron un teclado sobre el que arañar con uñas de payaso viejo, carente de gracia, vano de sentimiento. La mujer ya no da a luz bestias de sueño inquieto, la mujer ya no se folla a los cielos, la mujer ya no transforma futuros en serpientes, la mujer desnuda se viste con pieles de poetas de ojos oscuros e hígados cirrosos, pero ya no mira.
Ya
ha
dicho
lo que
tenía
que decir.
Y me ha dejado sin sitio en la que colocar
mi huella en la luna hueca,
sin espacio en la caverna
en la que dibujar espacios
y sloganes sin ser precocinados.
¿Ahora qué?
Ninguna palabra era la suya
Ninguna palabra era la suya
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